Chi Leon
Experimentando el verdadero China: Capacitación en Anhui 2018
Dicen que cada viaje es una experiencia, que por mucho que visites el mismo lugar una y otra vez, las vivencias y momentos tendrán un gusto diferente. Esta no fue la excepción.
Más de 19.000 kilómetros separan a Chile de Hefei. Una ciudad de 7 millones de habitantes, con líneas de metro, aeropuertos y líneas férreas que conectan con todo el país. A pesar de todo lo anterior, una “ciudad pequeña” para los estándares actuales de un China que crece a pasos agigantados.
Existía la incertidumbre de no saber a qué íbamos específicamente, ya que al ser los primeros en asistir a esta capacitación, nadie estaba al tanto de la modalidad de estudio, actividades o incluso del lugar donde viviríamos durante casi tres semanas. Al llegar a Hefei, después de un largo viaje desde Chile y un par de horas desde Shanghái, fuimos recibidos por profesores locales en la estación de tren, quienes nos llevarían hacia uno de los campus de la Universidad de Anhui. Una vez ahí, el lugar que sería nuestra casa en China me sorprendió gratamente. Acostumbrado a la vida de estudiante universitario en China, jamás pensé que alojaríamos en un hotel con todas las comodidades y cercano a donde se dictarían las clases.
A decir verdad, el tiempo era corto y las actividades variadas, por lo que comenzamos con éstas al día siguiente. Una vez más, fuimos recibidos por estudiantes voluntarias que durante toda la estadía nos hicieron sentir cómodos, seguros y nos dieron las indicaciones correspondientes para hacer nuestro pasar más agradable. La experiencia humana creo que fue por mucho lo mejor. No solo por el hecho de estar en contacto con otra cultura en el día a día, sino por la calidad de las personas que conocimos durante el viaje.
Nuestros compañeros en la capacitación provenían de Ucrania, país donde los Institutos Confucio también tienen una estrecha relación con la Universidad de Anhui. Junto a los tres chilenos (Andrés Ibáñez, Vivian Fernández y yo), nuestro grupo ascendía a seis personas. No solo compartimos experiencias en nuestra labor docente, que sin duda enriquecen nuestra enseñanza del chino, sino que también pudimos intercambiar lazos de amistad y compañerismo, relaciones que espero perduren en el tiempo.
El clima no nos acompañaba, habíamos cambiado la primavera por el otoño-invierno de China, pero para ser sincero, creí que sería aún más terrible. Sin importar la temperatura, comenzamos las clases temprano. En los primeros cursos del día asistíamos de oyentes, para aprender y poder comparar los métodos de enseñanza de los profesores chinos y aplicarlos en nuestras clases, a la vez, perfeccionábamos nuestro “hanyu” y compartíamos con los alumnos provenientes de diferentes lugares del planeta. Fue excelente, considerando la vasta experiencia de los profesores a los cuales íbamos a ver dictar clase.
Las clases específicas de la capacitación eran aún más interesantes, cuya temática jamás había tenido la oportunidad de conocer. Métodos de enseñanza del chino mandarín, caligrafía, cultura china, historia y evolución de los caracteres eran solo algunas de ellas. El nivel de conocimiento de cada profesor en su área correspondiente era superlativo, viendo contenidos que en Chile, considerando la historia de la Universidad de Anhui y su especificidad, son difíciles de encontrar.
Como en todo lugar, sobre todo en Asia, la comida es cultura. China posee muchísimos estilos de cocina, los cuales cuentan historias y se arraigan en el sentido de pertenencia de una región, ciudad o hasta una pequeña localidad. La comida de Hefei tiene lo suyo. Al contrario de otros lugares de China, predominan las masas y harinas, siendo los famosos “jiaozi” y las sopas con tallarines los preferidos por los locales. La mezcla de sabores que buscan el balance perfecto es una condición en China y el ají tampoco es la excepción. Personalmente me dediqué a probar todo lo posible y en cada lugar que podía, porque considero que es una manera de descubrir cada lugar y adentrarse en su cultura. La cocina china me apasiona y no cabe duda que disfruté cada aroma, color y plato que ponían en la mesa.
Agradecido profundamente, creo que esta capacitación no trajo más que cosas positivas. Fue una experiencia cansadora, sí, pero realmente inolvidable y enriquecedora. Casi un mes lejos de casa no se hace fácil, tampoco el acostumbrarse a estar lejos de tus seres queridos, pero todo es más placentero cuando te hacen sentir como en casa. Me llevo solo momentos y herramientas que perdurarán, y espero poder enriquecer mi labor docente luego de esto. La labor educativa y el trabajo que hacen en le Universidad de Anhui se vio reflejado en la organización y el trato a nuestros profesores locales y sale a la luz en la calidad de sus docentes y alumnos.